La capilaridad es una propiedad de los fluidos que depende de su tensión superficial la cual, a su vez, depende de la cohesión del líquido y que le confiere la capacidad de subir o bajar por un tubo capilar.
Cuando un líquido sube por un tubo capilar, es debido a que la cohesión entre sus moléculas es menor que la adhesión del líquido con el material del tubo; es decir, es un líquido que moja. El líquido sigue subiendo hasta que la tensión superficial es equilibrada por el peso del líquido que llena el tubo. Éste es el caso del agua, y esta propiedad es la que regula parcialmente su ascenso dentro de las plantas, sin gastar energía para vencer la gravedad. Si hiciéramos el experimento de colocar un pequeño tubo de vídrio en forma vertical dentro de un vaso de agua, el agua se elevaría por el tubo más allá del nivel del agua en el vaso. El agua es atraída por las paredes del tubo con la fuerza de «capilaridad«.
Sin embargo, cuando la cohesión entre las moléculas de un líquido es más potente que la adhesión al capilar, como el caso del mercurio, la tensión superficial hace que el líquido descienda a un nivel inferior y su superficie es convexa.
No resulta difícil imaginar que si pusiéramos varios tubos de diferente diámetro, el agua subiría a distinta altura. En los tubos más estrechos subiría más que en los anchos.
Las humedades por capilaridad se llaman así porque una de las causas que las provoca es esta propiedad del agua por la cual es capaz de subir a través de un muro o un elemento poroso y provocar las humedades en el edificio.
El agua contenida en el terreno sube por los muros de los sótanos o por otros elementos constructivos provocando humedades. Dependiendo de la composición y los poros que presente el elemento, el agua subirá con más o menos facilidad, provocando humedades por capilaridad.
En Muroterm tenemos un sistema que no permite al agua ascender por los capilares. Se llama electroósmosis inalámbrica y te explicamos de qué se trata aquí

